Vendedor a domicilio

Y seguimos en plan reivindicativo con este corto de humor de Tato, que esconde una moraleja final de esas que no sabes si te provocan risa o llanto. Piénsalo la próxima vez que un vendedor a domicilio llame a tu puerta. ¡Solidaridad, hermano! El siguiente podrías ser tú, a menos que hagas como Tato y dejes tu vida encarrilada perfectamente. O algo así.

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