Los viejos trucos nunca fallan. Un falso muñeco de nieve con aspecto terrorífico en mitad de una calle concurrida, una cámara oculta… et voilà! Sustos a troche y moche, de los de toda la vida. Y las reacciones, pues tan variadas como diferentes somos unos de otros. Gritos, carreras, insultos, la más absoluta indiferencia…