¿Qué diría Chicote si se encontrara frente a frente con este particular cocinero? Pues seguramente de todo menos «bonico». Si no hay más que ver con qué método lía los rollitos de sushi… Aunque claro, a lo mejor justo ese es el toque especial que hace que sepan mejor que el resto. El caso es que los comensales no notan nada raro hasta que se dan cuenta del percal. Va a ser verdad eso de «ojos que no ven»… fluidos ajenos que te llevas.