Cristina Pedroche se ha convertido poco a poco en una de las musas, por llamarlo de algún modo, de la televisión española. Pero tampoco es la típica chica guapa que estamos acostumbrados a ver en la tele, porque destaca sobre todo por su desparpajo y su particular salero. Y claro, Joaquín Reyes no podía tener un objetivo mejor a la hora de hacer una de sus famosas imitaciones. Porque La Pedroche podrá caer mejor o peor, pero desapercibida nunca pasa, y eso para alguien que hace imitaciones siempre es un caramelito en dulce. Eso sí, esta vez el maquillaje del imitador no hace justicia a la persona imitada, y eso que normalmente la preparación de los personajes de Reyes está muy currada. Pero en un concurso de belleza seguiría ganando nuestra Cristina, por más que el amigo Joaquín se empeñe en echarse rímel. Eso sí, en un concurso de chistes estaría la cosa más igualada.
Y de imitaciones de personas pasamos a imitaciones de deportes. En concreto, la representación ficticia de una partida de ping pong invisible en mitad de un andén del metro de Londres. La gente se aburre mucho esperando que lleguen los trenes y no tiene otra cosa mejor que hacer que ponerse a jugar al lado del resto de pasajeros. Les faltan las paletas y la pelota, pero eso da igual. No es nada que no se pueda arreglar con una buenas dotas de imitación de sonidos y un don natural para las artes teatrales. ¿El resultado? Éxito total de público, grabación instantánea de vídeo con el móvil y ahí los tenéis, estrellas absolutas de Youtube. Andy Warhol fue más profeta que Nostradamus, lo raro hoy en día es no tener como mínimo tus quince minutillos de fama mundial y hasta interestelar.