A todo el mundo le ha pasado alguna vez. Empezar a fliparlo escuchando su canción favorita y ponerse a hacer el triunfito o la rock star delante del espejo, sabiendo que no hay nadie mirando en 20 kilómetros a la redonda. El problema viene cuando confluyen varios factores a la vez: nos dejamos la puerta del dormitorio entreabierta, tenemos un hermano mayor con espíritu sádico y existen los móviles con cámara y Youtube. Qué bonito es el amor fraterno.
https://www.youtube.com/watch?v=rMjK1zPcPJk