Dani Rovira es poco menos que un hombre del Renacimiento. Porque este tío hace de to’: monologuista, actor de éxito y ahora, al menos en este monólogo, analista político. Aunque ya os podréis imaginar… Analista político, sí, pero de aquella manera. Y el caso es que lo que dice tampoco es ninguna tontería: la consecuencia inmediata supondría quitarse de en medio a todos los cuñaos que pueblan esta sobrepoblada piel de toro. Y solo por eso ya merecería ser candidato a Premio Nobel de la Paz, no os riáis. Porque aunque no lo penséis muy a menudo, España sufre un caso agudo de cuñaditis que habría que extirpar de golpe, en plan Revolución Francesa, con su Toma de la Bastilla y sus guillotinas, para cortar de cuajo con todos los chascarrillos y fanfarronadas que huelen a rancio. Y así de paso hacemos que baje el nivel en el informe PISA de algún país vecino.
Si Dani Rovira habla de los problemas de España a la hora de ponerse profundo (es un decir), Goyo Jiménez va mucho más allá. Se remonta al principio de los tiempos y nos habla del Big Bang y de la creación del mundo según la Biblia. Aunque para hacerlo más resumido y accesible al público de hoy en día, poco acostumbrado a leer parrafadas y mantener la atención más allá de medio minuto, lo hace de una forma actual: la Biblia al estilo de Bricomanía.
Y claro, al igual que la Biblia es el libro de los libros, aquél que versa sobre lo fundamental de la vida y el género humano, este monólogo también trata un poco sobre todo: algo de metalenguaje para hablar de cómo se hacen los monólogos, un poquito de imitaciones de los políticos, algo de vida tras la muerte y los programas de televisión que hablan sobre ello… No llega a ser un monólogo universal, pero porque Goyo Jiménez El Todopoderoso no quiere, no porque no pueda. Bueno, al final del monólogo sí que hay algo que quiere hacer pero no le dejan, solo por el hecho de estar en España, no porque el no quiera aportar su granito de arena al espectáculo, que conste.