Dicen que ser padre es una aventura maravillosa, hasta que te toca aguantar una rabieta de tu niño como si estuviera endemoniado, y además en medio de un supermercado lleno de gente. ¿Qué haces? ¿Le compras el capricho para que se calle? ¿Sales corriendo? Es en ese momento cuando la cabeza te da vueltas y empiezas a preguntarte algunas cosas…
Este es un buen ejemplo de publicidad sutil donde las haya. Pero no diremos más, para no hacer ningún spoiler.