El artículo de hoy podríamos llamarlo también «Padre del año vs. el peor padre de la década», porque entre un ejemplo y otro podemos ver varios mundos de distancia, con independencia de que se trate de temas distintos. En el primer vídeo vais a poder ver una broma de cámara espia por parte de Roman Atwood, que le gasta a su pareja una pequeña jugarreta (de buen gusto esta vez, ¡sin que sirva de precedente en esta web!), y de paso les regala a los chavales una de las mejores tardes de su vida. ¿Cómo? Muy sencillo (para el que pueda pagarlo, claro): llenando la casa entera de bolas de plástico, como las de los parques infantiles, de forma que toda la planta baja acaba convertida en un gigantesca piscina de bolas, al más puro estilo de un parque de ocio infantil. Seguro que cuando lo veas te entran unas ganas enormes de saltar y zambullirte en tan colorida piscina. ¡Es la reacción más lógica, desde luego!
Y el segundo ejemplo es la version remezclada, remasterizada y mejorada de todo un clásico del Youtube hispano: el vídeo del padre intentando enseñar a conducir a su hijo. Aunque realmente enseñar no le enseña mucho, sino que se dedica a proferir alaridos y soltar collejas, como si quisiera demostrar eso de que la letra con sangre entra. Y por más que grita el hombre, no entiende que su hijo esá más asustado que otra cosa. Mientras tanto, el otro ocupante del asiento, graba la escena con el teléfono móvil y se parte de risa en el asiento de atrás. Menudo cuadro costumbrista. Y el pobre aprendiz de conductor, mientras tanto, pensando que qué ha hecho él para merecer un profesor de conducción así, si él todavía no tiene edad para coger el volante ni apenas le llegan los pies a los pedales…