Hoy la cosa va de eventos deportivos, pero no es el típico vídeo de caídas o de goles tontos, sino algo mucho más bizarro. Se trata de un partido de balonmano en el que un jugador de repente le propina un beso en la mejilla a un contrario. Quizá era una declaración de amor en directo, largo tiempo pospuesta y sin poder reprimir durante más tiempo. Quizá era una apuesta con unos amigos que había que ganar como fuera. O, como seguramente acabó siendo, no se trataba más que de una técnica de despiste que buscaba sacar de sus casillas al defensor. Y no sabemos qué opina el reglamento al respecto de las muestras de cariño entre jugadores rivales en mitad de un partido (besos de Judas, más bien habría que decir), pero como táctica de distracción no puede ser más eficaz. Mirad si no os lo creéis la reacción del jugador besado, que acaba un poco sacado de quicio, expulsado por el árbitro y además liándola con los espectadores, que no pueden alucinar más con lo que están viendo con sus ojos.
Eso era un claro ejemplo de jugador troll. Y ahora vamos a ver otro ejemplo de troleo activo en una cancha deportiva, pero más inocente (o no, según se mire). Se trata de un partido de baloncesto en Galicia en el que durante el descanso van a realizar el típico concurso de tirar a canasta desde el medio de la cancha, y si aciertas te llevas a casa un montón de dinero. Pues bien, para concursar llevan a un muchacho disfrazado de forma algo extraña, con cara de no saber muy bien de qué va el tema. El motivo es que está en medio de una despedida de soltero y él es el novio, y el concurso forma parte de las bromas que el sufrido muchacho tiene que estar pasando durante todo el día. Eso sí, un concurso es un concurso, y si gana puede acumular un buen dinerillo que para empezar a amueblar la casa nunca viene mal, ¿verdad? Pues venga, a probar suerte a ver si encesta. ¿Lo logrará?