Nos encantan las mascotas. A las personas en general, quiero decir. Y nos encanta igualmente subir vídeos a Youtube en los que nuestros perros, gatos, pájaros o iguanas hagan cucamonas, o trucos graciosos, o lo que sea. Solo que a veces sale bien y a veces no tan bien. Pero, ¡ay! Cuando sale bien nos queremos poner un monumento y no cabemos en nosotros mismos de gozo, es como si hubiéramos creado un monumento de la nada, una obra maestra de Youtube… Y de repente las visitas empiezan a caer, primero con cuentagotas, luego como una catarata. Y de ahí a convertirnos en estrellas del Youtube hay solo un paso. El problema está cuando el vídeo no sale tan bien como uno esperaba y quien nos está grabando lo sube igualmente a Youtube. Entonces el proceso se repite siguiendo los mismos pasos, solo que en vez de estrella de Youtube, uno acaba convertido en estrellado. Pero las visitas llegan igual, ¿eh?
Un ejemplo de esto último lo podemos ver en este vídeo en el que una mujer presa de la risa floja intenta hacer que su cacatúa pique una calabaza. Lo que no sabe la pobre señora es que el terror está a punto de acontecer muy cerca de su cabeza.
El ejemplo de lo contrario lo podemos en este otro vídeo, perfecto para todos los amantes de los perros y de los vídeos de bebés. Es un vídeo de esos de babear mientras lo miras. Un perro enseñando a saltar a un bebé de pocos meses, que se parte de risa mientras tanto. De esos vídeos que te dan ganas de tener un perro y un bebé al mismo tiempo y salir a la calle a repartir abrazos a los desconocidos, y a los perros también. Qué narices. No todo va a ser reírse de la gente, ¿no? A veces también tenemos nuestro corazoncito tierno y suave como la piel de un bebé. Ains, el instinto que me sale por los poros de la piel. Mañana habrá algún vídeo de psicópatas, para compensar tanto almíbar concentrado. I promise.
