Esta es la tierna historia de una pareja de novios que no tenía otra cosa que hacer más que gastarse bromas pesadas entre ellos y subirlas a Youtube. Evidentemente, para que la relación funcione como es debido, debe haber un un trato igualitario entre ambos cónyuges para que no haya descompensación. O sea, que si la haces, la vas a acabar pagando. O dicho de otra forma: «muy gracioso, pero ya te llegará tu hora». Y evidentemente la venganza debe ser recibida con deportividad, por muy cruel que sea la broma. Aunque el peligro que tiene eso es que al final todo acabe en una escalada de hostilidades entre ambos bandos, con bromas cada vez más salidas de tono y la cosa acabe en divorcio con platos rotos y abogados por todas partes. Veremos.
El primer vídeo es sencillo pero efectivo. El novio se queda sobando en mitad de un viaje y su chica no tiene otra cosa que hacer que dibujarle en la frente lo que viene siendo… eso. Al salir del avión todo el mundo le mira raro en el aeropuerto y el pobre hombre no sabe por qué. Qué fácil es hacer el mal, ¿verdad?
En el segundo vídeo se puede ver la venganza que se cobra el muchacho, bien servida en frío pero apuntando directamente a la víscera. Como explica en la introducción que se ve al principio, la chica es una absoluta amante de los gatos, hasta un punto que poca gente se puede imaginar, y de hecho por ello tienen varios mininos en casa. Pues la broma (cruel, hay que decirlo) que se le ocurre al hombre es crear una silueta de cartón a tamaño natural de uno de sus gatos, y colocarla fuera de la ventana del piso, haciendo creer que el animal va a saltar al vacío. Las escenas de drama que se ven en el vídeo superan a las de muchas películas de Hollywood, ya os lo adelanto.
