No sabemos cómo este hombre puede seguir andando a sus anchas por las calles de Francia sin que llegue nadie y le parta la crisma. Bueno, quizá es porque muchas veces va disfrazado y no se le ve la cara… Pero también es verdad que sus disfraces son de todo menos discretos. De hecho, si alguna vez ves un palomo de dos metros subido en lo alto de un puente, hay un 99,99% de probabilidades de que se trate del troll francés por excelencia. ¡Avisados quedáis!